NADA ES PREDECIBLE
Y al fin: llegó el ansiado verano. Parecía que no iba a llegar nunca, de hecho meteorólogos franceses auguraron que no habría verano en España este año. Noticia que en su día me amargó la existencia, pero que con el paso de los días y con ello el ascenso de las temperaturas, y también el aumento de sofocos, me puse feliz.
El comienzo del verano, para cada persona supone algo distinto. Hay a quienes no les gusta el calor, ni el verano, ni la playa, ni el Sol… Y bueno, para ellos, esta época estival no es motivo de estar contentos. En mi caso sí que lo es. En las últimas semanas se me rompieron algunos planes, se me giraron las perspectivas varias veces, estuve muy variable igual que el tiempo, tuve lluvias de pensamientos, una tormenta de tristeza, un huracán de cambios de humor… Y bueno, hasta que, como bien todos saben, tras la tempestad llega la calma. Una se da cuenta de que nada es predecible, esto lo sabrán también los meteorólogos franceses. Y así como un derroche de alegría no es eterno, una tormenta de tristeza tampoco lo es. Y la noche termina para dar paso a los rayos deslumbrantes del Sol. Y me siento identificada con el tiempo, y termino con la conclusión de que es igual que el transcurso de la vida. Se puede predecir, y puede existir alta fiabilidad de la predicción, o bien puede darse el hecho de que no se cumple el pronóstico y sorprendernos, para bien o para mal, el que finalmente no llueva, y que salga el Sol. Entonces una siempre está en la incertidumbre de lo impredecible: se supone que esto es lo que va a pasar, o que debería ser así, pero no sé si saldrá como está previsto.
Todo tiene sus pros y sus contras, y nunca nada supone el fin del mundo. “Los tropiezos son solo una prueba a la grandeza” me dijo mi amiga Rocío, y todo mal acontecimiento en la vida sirve para fortalecer. Se me pasó por la cabeza “si fuera hombre, lo vería todo más simple…”. Bueno, siempre hay que saber ver las situaciones desde muchos puntos de vista, y ése es uno de ellos. Pero realmente el hecho de ser mujer ya no debe ser un impedimento para salir adelante sola, creándonos a nosotras mismas. Sí que creo que estamos más expuestas a una serie de situaciones que quizás un hombre no, pero ello no debe hacernos retroceder ni un solo paso.
Hay que abandonar los pronósticos, porque como ya dije, nada es predecible. Lo único que debemos asegurarnos y en lo que debemos mantener la fiabilidad al 100%, es la confianza en una misma. Saber estar a solas con una misma. Y tener fe en que si se persigue el objetivo, se termina cumpliendo. Nadie dijo que fuera fácil, si no, todos lo lograrían.
Sin duda he hecho constar que mi verano ha comenzado como un proceso de meditación que desencadenó una actitud fuerte, optimista y positiva en medio de la tempestad. Estar acompañada de los seres queridos ayuda indudablemente a tomar esta actitud. Porque estar en casa con ellos es sentirse refugiada y protegida de las adversidades. Adversidades que atentan contra los proyectos, contra la moral, contra la confianza… A las que hay que saber abatirlas y convertirlas en un impulso para ver las cosas desde lo más alto posible, y comprobar que ampliando la visión, los problemas se achican.
La insustancialidad que puede suponer el ocupar el tiempo libre en hacer deporte o escuchar música bien alta, en pasear, en leer novela o revista, en “nutrirse de arte y de cosas bellas” como dice Carolina Herrera, pueden dar paso a la liberación. La mente se desata y aparecen pensamientos como “voy a llegar a mi meta”, “si ellos pudieron, yo también”, “tengo potencial”, “lo voy a conseguir”, “el mundo no es de los cobardes”. “Estamos aquí para ser felices” nos decía en clase un gran profesor en la Universidad. Y bien, la felicidad consiste en pelear contra viento y marea, contra todos los pronósticos de fracaso, para lograr el objetivo propuesto, bien en la vida, bien a corto, medio o largo plazo. Napoleón fue por partes, y poco a poco casi conquista el mundo.
Algunos dicen que la ambición es mala, pero yo discrepo. Obviamente nada es bueno en exceso, pero la ambición tiene un papel importante en la lucha.
Para este verano, y para las que todavía no la hayan visto, recomiendo en la lista de películas a ver“Peso pesado”, es lo que se dice un peliculón. Me tocó la fibra especialmente el discurso del protagonista en una escena, que dice así: “¿Alguien sabe lo que ocurre cuando una célula se estanca? (…) Una célula que no está en movimiento no es un miembro productivo del sistema, y espera que el resto de las células se ocupen de hacer su trabajo pero no ocurre. Lo que ocurre es que todas la imitan hasta que básicamente todo el organismo empieza a morir. ¿Sabéis? La biología es algo increíble y hay buenas noticias: todo lo que se estropea, se puede arreglar. (…) Como cuando una herida se cura. Cuando una célula recupera su camino genera energía entre las demás y lo que consigue es que el resto se mueva: consigue un poco de ritmo. (…) Entonces la célula empieza a chocar con las otras células (…) y todas entran en armonía y siguen todas el mismo ritmo, y ese es el principio del proceso reparador. ¡Sí! Porque entonces cuando el resto del sistema está casi muerto, ¿qué ocurre? (…) Si las células trabajan juntas, ¿qué ocurre? Que todo el sistema se cura.” Brillante. Tan brillante como cierto.
Entrar en una fase de dejadez y desgana produce una muerte en vida progresiva e incesante. Y eso jamás se debe permitir, la voluntad de salir adelante siempre tiene que ser más fuerte que los golpes que da la vida, y la fortaleza interior tiene que vencer a las tormentas que intentan romper nuestros propósitos. “Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior, lo que importa es qué parte elegimos potenciar”, (Sirius Black, Harry Potter y La Orden del Fénix).
Debemos ponernos a prueba constantemente, no sabemos hasta dónde podemos llegar hasta que no lo intentamos. Les invito a sacar el Napoleón que todos llevamos dentro. O la Oprah Winfrey, o la Tina Turner.
Así pues, que los rayos del Sol les sirvan de auténticos antídotos para tomar fuerzas y que tras las vacaciones no exista la depresión postvacacional, sino las ganas fervientes e implacables de comerse al mundo, de vivir el éxito de nuestros logros. De saborear el triunfo merecido, y de cumplir con nuestro principal cometido ya mencionado: ser felices.
A todos los caminantes cuyos caminos se han visto con demasiados baches.
“Eso es la vida: de nada a algo, el que ama sufre, el que sufre lucha, el que lucha gana.”
DENISSE DEVOUASSOUX
REDACTORA Y DISEÑADORA
